Extrañar a mamá…

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Hoy pude ver una vez más la belleza de toda la humanidad en la mirada encendida de un peque de 2 años y medio. Su ser íntegro estaba ahí en el borde de sus ojos aun colmados de lágrimas mientras algún que otro sollozo pasaba todavía por su pecho y salía como un quejido de entre sus labios.

De apoco se iba apagando el fuego de su rabia.

Rabia total, desbordada de gritos y patadas.

Rabia por lo que no pudo ser.

Rabia por no poder cambiar el destino. Por no poder tener el control absoluto y total sobre cada instancia de la vida.

Por no poder cambiar los hechos tal como son.

Podríamos minimizar su sentir y considerarlo exagerado, espamentoso y hacerle saber nuestro disgusto retándolo por «lo mal que se que se estaba portando». Si lo evaluáramos por los hechos que lo desencadenaron la razón de su rabia podría parecer insignificante y mínima: su mamá simplemente fue al baño y él se quedó del otro lado de la puerta. Pero si co-sentimos su sentir, su frustración se vuelve absolutamente válida y profunda. Y su llanto, sus gritos, su pataleta total es tan merecedora de respeto como la de cualquier otro ser humano que de pronto, y por completo fuera de su control, descubre que su madre ha quedado del otro lado, fuera del alcance.

Su mamá le había avisado que iría al baño y el pareció estar de acuerdo. Pero de pronto colapsó.

Incluso ya con su mamá de regreso a su lado necesitó de unos cuatro o cinco minutos en el suelo, gritando y llorando hasta que la ola de su enojo pudo completarse y volver a la calma. Durante ese tiempo le brindamos seguridad, privacidad y le ofrecimos confort. También respetamos su deseo de no aceptar ningún tipo de consuelo. Finalmente estuvo listo para volver a los brazos de su mamá y recibir cobijo.

Ahí fue cuando después de unos instantes me miró y lo vi. Lo ví a todo él, ahí, en el borde de sus ojos empapados.

– En verdad te enojaste mucho. No te gustó no estar con mamá. Te entiendo- le dije en un susurro, mi corazón también lleno del recuerdo del dolor que esa experiencia me ha causado.

Y en ese instante, como un regalo sagrado, los dos fuimos uno gracias a que compartimos ese mismo sentir. Y todo el dolor, el enojo y la frutración del mundo confluyeron por un instante entre su mirada y la mía.

Y esa honra profunda del sentir al natural, tal y como se manifiesta, sin restricción y sin prejuicio hizo toda la magia. De pronto recordó algo…

-Yo estaba mirando dos dinosaurios pelear en la tele – dijo con gran fluidez porque tiene un amplio dominio del lenguaje – Me hice pis en el sillón.

– Y mamá se enojó- agregó la mamá divertida.

Entonces el peque largó la carcajada pícara.

Son cosas que pasan, nos dijimos unos a otros y suspiramos para percibir mejor como un gran alivio se extendía por nuestro sentir.

Todo pasa. A su debido tiempo, todo pasa.

Mi mamá ha partido el mes pasado. He quedado de este lado de la vida, llorando y pataleando, indignada y vulnerable.

La extraño.

Quisiera volver a estar rodeada por sus brazos, llamarla por las noches, contarle mi día, lo que hago de comer, lo que me alegra y lo que me desafía. Pedirle ayuda cuando me peleo con mi marido (ella siempre me orientó a reconciliarme y poner las cosas en una perspectiva justa, cosa que valoro inmensamente). Y compartir con ella cuando los chicos dicen o hacen algo gracioso. Y que me diga que trabajo mucho, que trabaje un poco menos… Quisiera más visitas, más navidades y años nuevos. Y cumpleaños.

Pero no los tengo.

La recuerdo y la extraño mucho más ahora que cuando sabía que la tenía. Así tengo a cada rato el alma en los ojos estallados de lágrimas. También de enojo. De furia porque las cosas no sólo no son como yo quiero sino que están por completo fuera de mi control.

Me comprometo con todo mi corazón a preservar mi vulnerabilidad. A que duela lo que tenga que doler. A no negar ni minimizar mi sentir. A no arrebatarme la experiencia del dolor de mi pérdida, por mínima o inmensa que sea ante los ojos de los demás. Porque quiero ser más auténticamente la persona que de verdad soy. Porque quiero cada vez más y desde lo más profundo de mi ser poder decirle a quien sufre, tenga la edad que tenga: te entiendo. Y de ese modo, que en el instante en que su mirada y la mía se encuentren, se sane el dolor de toda la tierra. Le pido a mi mamá que desde la infinita luz en la que me gusta verla convertida me bendiga para que así sea.

te amo mamá

10 Comments

  1. Estoy profundamente conmovida por lo que contaste, no solo por que soy mamá de una de 4 años y una de 9 meses y paso por un puerperio feroz sino que mi mamá está padeciendo cáncer… TE ENTIENDO fue mágico y fortalecedor… gracias por tus palabras

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  2. Cuánta vida contaste! Te abrazo fuerte, aún me duele y extraño a mi papá después de veinte años de su partida. De vez en cuando, cierro mis ojos, e intento revivir la rugosidad de sus manos…

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    1. Como en cada uno de nosotros quedan registros que nos permiten evocar la memoria de nuestros seres amados. Que bello tu comentario Sonia. Yo evoco una y otra vez su abrazo tan abarcativo que siempre me hacía sentir el alivio de ser «su pequeña»

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  3. Hola Fer! Tanto tiempo! Siempre te comento lo mismo: lo mucho que anhela mi nene de ya 7 años, ir a Casa Naranja! Pero hoy es distinto, hoy tus palabras me llegaron en un momento muy difícil y triste: a mí mamá le diagnosticaron cáncer y no puedo explicarte lo que estamos pasando en familia. Te doy un abrazo gigante desde el corazón! Fuerza Fer!

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    1. Hola Gabi! Lamento tanto lo que me contás de tu mamá. Me atrevo a proponerte que hables con el peque y le cuentes en palabras sencillas lo que estás sintiendo y que le des la tranquilidad de que no tiene nada que ver con él…Yo para el día de la madre este año no te cuento la furia que tenía… Hasta que me di cuenta por qué. Y en Navidad… La tristeza… Me salva y los salva cada vez que puedo sincerar mi sentir que es por una razón absolutamente válida. Y es hermoso cuando ellos me dicen : te entiendo mamá, estás triste.

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  4. Maria!!! que bello relato… te abrazo infinitamente… y te entiendo ❤ hace 3 meses partió mi papa… y eso me hizo un ser muy muy vulnerable…. que me da la fortaleza de validar la vulnerabilidad en otres sin temerle…. sobre todo en mis niñes… un gran aprendizaje profundo… te abrazo bello ser!!!!

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