Este fin de semana: las hamacas

© Fernanda Raiti. MAMMA MIA. Talleres y planificaciones de juego 100% creativos.

Los días están cada vez más lindos y es una época ideal para salir mucho a pasear en especial en los fines de semana o en los momentos en que todos en la familia puede compartir un recreo juntos. Los chicos vuelven a poblar las plazas y nuevamente surgen oportunidades para crecer en su autoconofianza, sus habilidades motrices y su autonomía… solo necesitan que sepamos darles el tiempo y la contención suficientes para que puedan lograrlo. Comparto hoy esta anécdota personal sobre el tema.

¡Mis pequeños han sido tan distintos en sus gustos y juegos! Sin embargo, los tres tuvieron algo en común: una especie de relación amor/odio con las hamacas. Yo creo que la hamaca es un juego de sostén muy importante, que remite a la sensación de estar flotando en el vientre materno. Este balanceo, naturalmente, es placentero. A veces, los niños pequeños piden que se los hamaque más y más fuerte hasta que de pronto se les transforma la cara, se ponen tiesos y gritan con cara de horror. Si los acompañamos en este proceso, si realmente estamos ahí para contenerlos cuando esto sucede, muchas veces vuelven a pedir que los hamaquen más y más. Y el círculo se suele repetir durante algún tiempo. Es como un juego de montaña rusa donde los bebés buscan el límite del vértigo para asegurar el amor y contención de sus vínculos primarios y volver al mundo sintiéndose cada vez más seguros. Si respetamos esta necesidad sin querer forzarlos a que se animen a ir más allá de donde se sienten listos y sin minimizar su necesidad de ser contenidos estaremos estableciendo las bases de la auto-confianza en sus vidas.
Tal vez tus hijos no hayan pasado por esta situación en la hamaca, pero muy probablemente sí hayan experimentado esta sensación de vaivén entre el deseo de arriesgarse conquistando así nuevos mundos y la necesidad de cobijo que sólo pueden ofrecerle los brazos de quienes más los ama en el planeta.
Finalmente llega el día que disfrutan de la hamaca con total alegría, y su gran sonrisa nos hace saber que ya cuentan con la confianza suficiente para dar el próximo paso en la construcción de su autonomía.

¿Cuales son los «avances y retrocesos» que reconocés en tus niños? ¿Habías pensado que este mecanismo es un proceso natural y sano donde los niños van construyendo su autoconfianza y su autonomía mientras se reaseguran en el sostén que brinda el amor? ¡Me encantaría leer tus reflexiones y anécdotas!

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2 Comments

  1. Hola Fer, queria contarte que me ocurrió exactamente lo que vos describis con las hamacas……pero con la Bici. Maxi (5 años) hoy consiguió andar en bici sin rueditas!! Una felicidad absoluta…..pero el camino a recorrer fué bastante duro y ambiguo, porque Maxi tambien sentia esta ambiguedad. Si lo tenés levementente iba muy contento y si se daba cuenta de que lo soltabas ,en vez de pesar que bueno lo estoy haciendo solito, le aparecia la cara de terror!! Hoy peleó con su Papá que decidió sacarle las rueditas a la Bici para intentar practicar así.Él decia que no iba a andar!! Y después con Mamá y algunos premios para que intentará, por fin se decidió. Aparecian los sentimientos ambiguos…..y despues en un mágico momento que quizo «correr» en su Bici a su Papá (que iba en otra) arrancó, yo lo acompañe un poco y lo dejé (ya sabiamos que estaba preparado para eso!!) y anduvo cada vez mejor, toda la tarde, super orgulloso, super feliz de andar en Bici como su hermano mayor….y no como su hermano menor. Un gran logro, un gran avance pero que presentó ese desafio de no forzarlo pero si motivarlo bastante para que arriesgara un poquito en la tentativa. Parece que la Bici y las hamacas se parecen en algun punto, no?. Cariños y besos, Marty

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    1. Sí Marti! Yo creo que la bici es otra gran conquista. Al igual que sentarse solos, comenzar a caminar, aprender a nadar e incluso a leer y escribir. Para mí el aprendizaje más fundamental es saber que los chicos al crecer parecieran experimentar un vaivén que nosotros podemos interpretar como retrocesos, pero en realidad es más bien como «un ascenso en espiral»: puede ser que vuelvan a recorrer ciertos temas que parecían superados pero cada vez cuentan con mayor experiencia. Si los ayudamos a validar las vivencias previas, ellos mismos pueden visualizar sus logros anteriores y sentirse más preparados para volver a enfrentar la aventura de crecer y volverse más independientes. Es una hermosa (y agotadora) tarea.
      ¡Te mando un beso y gracias por realizar siempre valiosos aportes! Cariños,
      Fernanda

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