Queridas mamás, ya va siendo hora de volver a confiar.

jugar con tu bebé de 2 mesesSi hay algo que no me gusta es el maltrato psicológico hacia las madres. Y hacia los padres, obviamente. Pero especialmente hacia las madres, que solemos ser las que en los primeros años de vida estamos tan incondicionalmente entregadas a la crianza de nuestros hijos. Por más que trabajemos y que no seamos las que más tiempo pasemos con nuestros hijos desde pequeños, el vínculo del bebé con la mamá hasta los tres años es sumamente significativo para el resto de la vida. Y por estar tan abocadas a ese vínculo, a esa maravilla de vida que se despliega ante nuestros ojos por y gracias a nuestro sostén, a nuestra presencia, a nuestra entrega, somos sumamente vulnerables y muchas veces nos sentimos solas. 

No criamos en comunidad tribal, como aun lo hacen ciertas culturas en nuestro globalizado planeta. No. Nosotras estamos conectadas con el mundo entero a través de los dispositivos tecnológicos, pero en nuestra propia casa, con nuestro recién nacido, solemos estar muy, muy solas. Y a las mujeres no nos suele gustar estar solas. Somos ancestralmente grupales, comunitarias, criamos, cumplimos nuestras tareas y nos vinculamos emocionalmente en manada.

Entonces, a falta de mujeres a nuestro alrededor, que ya criaron, que están criando o que criarán niños en el futuro, a falta de esa línea transgeneracional que sostiene el momento crucial de la maternidad en los primeros tres años de vida, buscamos hallar esa misma contención y pertenencia dentro de las comunidades existentes en nuestra cultura: en internet, en libros especializados en el tema y en algunos casos en grupos de crianza.

Así, en los últimos diez (¿veinte?, ¿quizás treinta?) años hemos visto proliferar todo tipo de corrientes y teorías sobre la crianza, los libros se apilan unos sobre otros en las librerías y abundan todo tipo de textos en internet al respecto… incluyendo este artículo. El asunto se ha convertido en una selva desbordada donde muchas veces es bien difícil separar la paja del trigo y terminar con algo en claro, que sea verdaderamente acorde a nuestras necesidades y a las de nuestro pequeño hijo.

Una melange de informes semi científicos, recetas creadas por buscavidas y agrupaciones de todo tipo nos sugieren que hagamos de todo, y todo lo contrario también… Que amemos al niño, que favorezcamos el apego, que volvamos a lo natural, que vayamos hacia la neurociencia, que nos reconectemos con nuestros lados oscuros, que hay que acallar a un bebé que llora («podrían tener daño cerebral o traumas psíquicos», dicen. Yo no lo niego, pero hay llantos y llantos), que los dejemos llorar (al estilo «duérmete niño»), que no nacieron para dormir en cunas como jaulas (¡¡¿acaso no es lo mejor de la cuna que contenga al niño en forma segura??!!), que deben dormir sobre nuestros pechos (porque «tenemos tetas», qué novedad!), que si se enferman es porque hay algo en nosotras mismas que no queremos ver y ellos nos lo espejan (¿será que la maternidad tiene tanta sombra???)…

¡¡Ay, ay, ay!!!

A mi modo de ver: la simplificación, el sacar de contexto y la necesidad de vender son los tres pilares que sostienen estas corrientes. Pero…

¿Y si fuera cierto?

¿Y si tenemos nuestras zonas oscuras y es nuestra CULPA lo que les sucede, sus enfermedades incluídas?

¿Y si por ponerles un límite (atrevernos a decirles NO) y permitir que lloren van a tener problemas cardíacos y psíquicos?

¿Y si por no dormir en nuestra cama sabe el cielo qué desgraciada vida les depararemos?

Esta proliferación de información contradictoria nos deja en duda.

Dudamos de nosotras mismas. De nuestro sentido común. De nuestra capacidad para ser la madre que nuestro hijo necesita.

Yo veo, percibo y compruebo en muchas charlas con mamás y papás que una gran cantidad de familias están sumamente perdidas en medio de tanta «guía para la crianza perfecta» y me apena.

¿Por qué? Porque el 90% de esa bibliografía no es correcta:  O bien es escrita por amateurs bien intencionados o bien se encuentra fuera de contexto, magnificada, utilizada fuera del entorno terapuéutico para el cual fue creada, manipulada, comercializada

No soy el tipo de persona a la que le gusta confrontar. Más bien siempre he buscado la conciliación. Por eso escribir este artículo me llevó mucho más tiempo que lo de costumbre. Pero por mi aprecio por las madres y los padres y por mi profunda dedicación a una crianza basada en el respeto y la libertad me animo a decir: ¡basta!

Basta de abusar de las madres en estado de vulnerabilidad.

Basta de permitir que nos vulneren.

Ya es hora de volver a confiar en nosotras mismas. En nuestro sentido común. Tenemos soberanía sobre la crianza de nuestros hijos y es tiempo de recuperarla. Quizás lo único que nos hace falta que nos digan es: «confío en que lo estás haciendo bien, muy, muy bien». Pero claro, no nos lo dicen porque de esa manera ya no necesitríamos seguir comprando sus libros de crianza, sus recetas prefabricadas de cómo ser la madre que no somos.

Si dudás, si todo lo que leíste y te dijeron te hizo un matete tremendo en la cabeza y ya no sabés si estás siendo realmente vos misma o si estás obrando en función de las ideas de otros, si te sentís confundida y bastante sola, sabé que acá, de este lado, hay alguien que te dice «Confío en vos, sos la mamá perfecta para tu hijo y lo estás haciendo bien, muy, muy bien«.

Publicado primero en el blog de La Casa Naranja por Lic. Fernanda Raiti

12 Comments

  1. Como siempre Fer, palabras sabias! gracias por decirme que confías en mí…seré la mejor madre que pueda ser, la que mejor me salga… porque confío que el amor a mi niño me guíe en la difícil tarea de ser mamá. Difícil, no imposible, y además hermosa. Un beso! Gaby

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  2. Hola!
    Siempre sigo tus entradas, esta me gustó, en parte.
    Se entiende hacia donde va y también coincido en que estoy harta de que se aprovechen de la vulnerabilidad de las madres… que les quieran vender la crianza perfecta y las quieran culpabilizar todo el tiempo. Todo es parte de ese gran negocio que rodea hoy en día a la maternidad.
    Sin embargo, me generó algo raro leer esta reflexión como parte del blog de un espacio que propone un grupo de crianza pago (o con «contribución sugerida») para las madres, ya que (espero que no lo tomes a mal) también me choca que se lucre por la compañía en la crianza de los hijos.
    Por qué no generar espacios gratuitos donde las mujeres compartan sus experiencias? Siento que sino, en parte, hacemos lo mismo que criticamos.
    Un abrazo.

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    1. Hola L! Gracias por tu aporte a la conversación. Que se lucre por la compañía en la crianza de nuestros hijos suena feo, ¿no?
      Yo me desempeño como profesional en La Casa Naranja y brindo un servicio por el cual por supuesto cobro ya que es mi trabajo. El blog, por el contrario, no tiene ninguna intención de generar ingresos, sino el simple y espontáneo anhelo de compartir las reflexiones que como mamá y profesional de la educación me surgen como relevantes. De hecho, si me plantean preguntas también las respondo con total desapego, no espero nada a cambio.
      Como el círculo de crianza dispone de mi espacio y tiempo como profesional (no como mamá) ofrezco la posibilidad de un intercambio de dinero para equilibrar el dar y el tomar. Pero hay una canastita y ni cuento cuanto se puso o no, es absolutamente libre.
      Por supuesto que si es un grupo de mujeres autogestado que se reunen y se nutren a sí mismas es maravilloso y yo de hecho con mis amigas lo hago todo el tiempo y doy gracias a la vida por su presencia!!
      Te agradezco el coraje de comentar tu visión y estoy 100% de acuerdo en que mientras más nos podamos nuclear las madres en círculos de mujeres auténticos (a veces pueden ser los grupos naturales de amigas) menos vulnerables nos vamos a sentir.
      Yo sinceramente no disfruto de la confrontación pero a veces no puedo creer lo que se está haciendo desde la difusión de información descabellada que nos arranca del sentido común y nos deja en un estado de vulnerabilidad tan pero tan grande que después de dar muchas vueltas junté coraje (yo también) y publiqué esto que ya tenía escrito hace un buen tiempo. Te mando un abrazo y espero sigamos encontrándonos!
      Cariños, Fer

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  3. GRACIAS!!!! No se imaginan cuánto necesitaba que alguien me dijera que no estoy haciendo las cosas tan mal!! Realmente ya estaba muy confundida, hasta saqué turno con la psicóloga! GRACIAS DE NUEVO11

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    1. Ah!! Yo también fui a la psicóloga un montón!!! Jaja! Ayuda, ayuda! Pero igual o tanto más ayuda saber que podemos confiar en nosotras mismas, verdad? Gracias por tus palabras! con Cariño, Fer

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  4. Fer menos mal que te animaste y escribiste este artículo ya que es tan real. El otro día escuchaba a Pilar Sordo decir que antes , cuando nosotros eramos chicos, todos los adultos nos «educaban». Sean los abuelos, los tíos, el vecino, el verdulero, el portero, etc, etc. Porque todos se involucraban cuando un niño estaba haciendo o diciendo algo indebido. Era como una comunidad tribal nucleada basicamente en la familia y se iba ampliando a los vecinos de la cuadra, a los comercios de la cuadra, etc. Se compartía una ideología de crianza y se actuaba en consecuencia. Obviamente que esta ideología podía y debía ser mejorada pero con tanta diversificación en la que nos encontramos hoy en día, es difícil encontrar esta «comunidad»…..pero creo que vale la pena buscarla. Y al respecto del comentario anterior de L, sólo quisiera contarle que yo te conocí a través de tu hermosa página Pedí 3 deseos (tal vez ella no la conozca aún) y desde el primer momento en que te contacté fuiste extremadamente generosa. En este blog (pedí3) queda súper claro que sos más que generosa con tus saberes y conocimientos. La Casa Naranja es , como vos bien decís, un espacio de reflexión para esta «comunidad internauta» que le encanta leerte y compartir con vos nuestros pensamientos y experiencias como mamás. Para finalizar, te cuento que me hizo muy bien saber que VOS confías en mí en mi rol de Mamá y quiero que sepas que yo también confío en vos. Te mando un enorme abrazo, besos
    Marty

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    1. Ah! Qué lindo, vos también confiás en mi Marti… Es hermoso escuchar que nos digan eso, GRACIAS!
      Son tantas las veces que dudo… este artículo es también una catarsis personal mía, de lo que yo he sentido y transitado como mamá en mi incesante búsqueda. En mi horror y sorpresa al darme cuenta que ser mamá no era lo que mejor me salía cuando siempre imaginé estar «tan bien preparada» desde mi carrera y desde mis ideales. Especialmente ser mamá se me volvió muy cuesta arriba cuando leí ciertos libros y en mi soledad y tristeza los hice mi verdad, mi tabla de salvación que en verdad me hizo perderme de mi misma. Puse la verdad afuera. Puse el poder afuera. En otros. Que bien claro veo ahora que están sumamente enfocados en hacer negocio, no en validar y empoderar a las madres.
      Si de algo sirve mi experiencia, si en algo puedo acompañar con mi auténtico respeto y amor a otras madres a que su camino sea basado en su propio sentir y de ese modo hallen plenitud, bendigo a la vida por ello.
      Gracias por tu amor Marti. Te abrazo, Fer

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  5. Querida Fer:
    te felicito y agradezco la publicación de este articulo!!! celebro que no hayas cambiado una coma del original, del «autentico», del que te salió de las «entrañas».

    Una vez alguien me dijo «confia en Sol, tene confianza en tu hija» y ese fue el clic que me ayudo a comprender a mi hija, porque me di cuenta que al confiar en ella , estaba confiando en mi misma como mamá.
    y la confianza es tan importante para las madres, una virtud tan necesaria en el día a día…
    a ese alguien y a esas palabras les debo: «esa semilla de confianza en mi» que crece paso a paso…
    porque trato de ser la mejor mamá para Solcito, y sé que ella se esfuerza por aprender todo lo que conlleva este mundo… la construcción de una relación sincera, especial y para toda la vida se basa en la confianza del amor verdadero.
    GRACIAS POR LA SEMILLA!!!
    besos
    Victoria

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    1. Ah! Como me costó publicar este artículo Viky!! Gracias querida Viky por ser su primera lectora y por tu apoyo tan hermoso. También gracias por tus palabras y confianza, aunque sinceramente creo que cada una es portadora de su propias semillas, como mucho yo te recordé que la semilla estaba allí 🙂 Abrazo!

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