Abrazar el árbol de la vida. Más allá de las noticias (y de cualquier tipo de virus, corona incluido)

Esta Genia Interior es Licenciada en Comunicación Social. Una bastante rara, creo. Porque en vez de leer el diario, en los años de facultad yo me dedicaba a abrazar árboles. A Javier, mi amigo y compañero de estudio, no le entraba en la cabeza.

«No podés estudiar comunicación social y no mirar las noticias».
«Sí que puedo».
«¡Que no!»
«Mirame hacerlo…»

Y así seguí.

Abrazando árboles y leyendo otras cosas. Por ejemplo ahora estoy leyendo La Oración de la Rana, de Anthony de Mello y me topé con este precioso cuento hoy bien temprano.

Trato de leer uno o dos cuentos por día como máximo, para poder digerirlo y aplicarlo a lo que me va pasando en la vida. Esta semana fui observando cómo quiere levantarse en mí la ola del terror y la venía surfeando suavecito hasta hoy que finalmente decidí leer el diario para ver como va lo del virus. He llegado a leer el diario digital (de vez en cuando) después de conocer a Thomas Hübl. Él propone como práctica espiritual que atestiguemos las noticias perturbadoras desde una conciencia elevada, para aportar a la elevación de la conciencia de la humanidad en vez de replicar los viejos mecanismos de ausentamiento que están caducos, que no sirven, que son desastrosos, que todos lo sabemos, y que nadie parece sentir que puede marcar una diferencia. ¡Vaya si es un ejercicio difícil! Lo he intentado hacer lo mejor posible con el incendio del Amazonas, con los niños mexicanos encerrados en jaulas en la frontera de Estados Unidos, con el colapso latinoamericano de fin del 2019, con los femicidios, con cada amenaza de una nueva guerra… Pero nada de todo esto me resultó tan complejo como este pequeño bicho capaz de sembrar como reguera de pólvora el pánico a nivel mundial.

Algunas noticias me causan algo de gracia, como el hecho de que en Australia e Inglaterra hay desabastecimiento de papel higiénico… a jorobarse por no instalar bidet.

Otras, por supuesto, me causan dolor por todos lados. Como el hecho de que un colega de mi marido, excelente músico y tipazo haya fallecido ayer en España y por primera vez los diarios le dan la noticia de tapa. Por primera vez.

O como el hecho de que un inmenso porcentaje de la población está en este momento en estado de pánico.

Si contacto con la noticia con mi conciencia abierta, puedo sentir la intensidad del terror. Y no me gusta. Por supuesto que ignorarlo no me hará inmune, ni a mi ni a mis seres queridos. Pero no me quiero quedar con esa instantánea. No quiero perderme de la belleza absoluta y verdadera de la vida en este mismísimo momento. Así, con coronavirus y todo, te digo vida: que hermosa que sos. En este instante. Y en este. Y en este. Y te abrazo como si fueras el más magnífico árbol. Más allá de las noticias.

Lic. María Raiti
http://www.mariaraiti.com

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